Mari Menuco II es un homenaje a la belleza cruda y emocional de un paisaje vibrante y texturizado. Capturado en el umbral del crepúsculo, el cielo se convierte en un lienzo de tonos cálidos que van desde naranjas profundos hasta amarillos suaves, fusionándose con azules y púrpuras más fríos. Las espatuladas son gruesas y expresivas, infundiendo movimiento y energía al cielo. Debajo, un cuerpo de agua tranquilo refleja la mirada de colores del cielo. El horizonte está delineado por acantilados o montañas distantes, pintados en tonos de púrpura y malva que sugieren profundidad y distancia. En primer plano, hay indicios de vegetación que son arbustos pequeños. El efecto general es uno de belleza natural y emoción transmitida a través de colores audaces y una aplicación vigorosa de la pintura.
El cuadro fue realizado en oleo con espátula y pertenece a la corriente del impresionismo.