Marilyn evoca una atmósfera de elegancia melancólica. La técnica de pincelada gestual y texturizada confiere a la obra una cualidad expresiva e impresionista, donde las formas se sugieren más que se definen con precisión.
Con su cabello ondulado característico, dirige una mirada intensa hacia la izquierda. Sus ojos están definidos con detalle, contrastando con la suavidad general de la espátula, y sus labios, pintados en un tono oscuro y marcado, se convierten en un punto focal. Un collar oscuro adorna su cuello, añadiendo un elemento de sofisticación. Su vestimenta, insinuada con trazos suaves y difuminados, podría sugerir una textura suave con plumas, integrándose con el fondo etéreo.
El fondo, tratado con pinceladas dinámicas y arremolinadas, no describe un espacio concreto, sino que contribuye a la sensación general de movimiento y atmósfera. La luz parece incidir frontalmente sobre la figura, iluminando su rostro y la parte superior de su cuerpo, modelando sus rasgos con sombras suaves y delicadas.
La composición y la paleta de colores trabajan en conjunto para crear una sensación de belleza distante y contemplativa. La intensidad de la mirada de la mujer, en contraposición con la frialdad de los tonos y la atmósfera nebulosa, genera una tensión emocional sutil. La obra, en su conjunto, presenta un estudio de la figura femenina imbuido de una sensibilidad poética y una cierta cualidad atemporal.
